2 nov 2011

Mi Hija se Complace, Mi Hijo se Avergüenza...Todo el Mismo Dia

Con Camille en su fiesta de
Halloween de la escuela.
El otro día fui a la clase de mi niña para su fiesta de Halloween. Ella estaba emocionada de verme y felizmente luciendo su disfraz y bolsa para dulces que su mami le había hecho. Su carita brilló con complacencia al verme entrar a su salón, y con gusto me dejo que la abrazara para tomarnos una foto.

Pocos minutos después, tuve que ir a la escuela de mi hijo mayor para dejar unos documentos para su clase de manejo que iba a comenzar. Ya llego a esa edad. Estaba esperando enfrente de la escuela y cuando me vio estacionarme, se apresuró hacia mi carro como queriendo decir 'nada mas dame las cosas y vete!' Cuando salí del carro sus ojos casi se le salieron. Pude leer su mente que me decía '¿Qué haces? ¡Métete al carro!" Con calma lo saludé y le dije que quería hablar con su maestro, a lo cual me respondió "NO vas a ir a mi salón ¿O SÍ?" Con una sonrisa le dije, '¡claro que sí!' Inmediatamente reaccionó y dijo '¡NOOOO, oh no, esto va a ser tan penoso!' Entonces le pregunté '¿te da vergüenza que te vean con tu padre?' Inmediatamente y sin siquiera vacilar un poco dijo 'Siiiiii!' con esa actitud y tono de voz que es típica de un adolescente.

Tengo que confesar que aunque su reacción no me sorprendió del todo, no la esperaba tan enfáticamente. Cierto es que no todos los jóvenes reaccionarían de la misma manera, y yo espero que no todos mis hijos hagan lo mismo. Sin embargo, yo recuerdo haberme sentido de la misma manera cuando era adolescente, y pues a decir verdad, ya sospechaba que lo mismo me iba a pasar con mis hijos.

Asi es que ¿puede hacer uno como padre?

Para comenzar, creo que es bueno gozar cada momento que podemos todavia besarlos, abrazarlos, y tomarlos de la mano. El tiempo se fuga rápidamente y son niños nada mas una vez en la vida.

También deberíamos encontrar nuevas maneras de pasar el tiempo con ellos a medida que crecen. Ajústate a lo que ellos prefieren, ya sea jugar algún deporte, escuchar su música (quizás difícil pero no imposible), o hablar de lo que les gusta hablar. No será lo mismo que un abrazo pero por mi parte, he aprendido a gozar lo nuevo casi igual.

Por último, debemos amarlos incondicionalmente y demostrarlo. No hay substituto por el amor de un padre. Cierto es que yo preferiría que mi hijo no se avergonzara de su padre, pero entiendo su sentimiento y no me molesto. Aún lo amo porque es mi hijo.

A medida que los hijos crecen, ellos querrán que se les trate como personas grandes, ya no como niños pequeños. No quiere decir que ya no podemos amarlos, pero quizás deberíamos de encontrar nuevas maneras de demostrarles ese amor. Por mi parte, sospecho que la vergüenza continuará. Pero espero que algún día, cuando pasen esa fase, puedan otra vez sentirse orgullosos de que los vean con su padre. Por mientras, ¡tengo trabajo que hacer!

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